El autor inicia su presentación realizando un repaso acerca de tres posturas epistemológicas acerca de la construcción del conocimiento: el Empirismo, el Innatismo y el Constructivismo. En relación con esta última, explica brevemente la idea de representaciones o teorías implícitas, y la manera en que éstas le permiten construir modelos de situaciones. Recurre a imágenes que reflejan, a modo de ejemplo, las representaciones de los niños acerca de la redondez de la Tierra. Sintetiza a continuación el método clínico elaborado por Piaget y su potencial para el análisis de las representaciones, y presenta ejemplos actuales acerca de su utilización en relación con las representaciones de los niños acerca de la luz y la visión.
Presenta allí su primera propuesta: para enseñar ciencia, debemos conocer cuáles son las representaciones de los niños acerca de los conocimientos que queremos enseñar, y para conocer esas ideas, el método clínico es una herramienta extraordinaria.
Muestra un caso concreto en el cual el conocimiento de historia de la ciencia es importante, ya que algunas de las representaciones de los niños retoman a grandes rasgos explicaciones que alguna vez surgieron de la filosofía o en otros momentos de la historia de la ciencia.
Explica que en general la educación en ciencias enseña respuestas para problemas que el alumno nunca se ha planteado, en vez de retomar problemas de la experiencia personal del alumno y luego formular respuestas de manera conjunta. La enseñanza de las ciencias debe permitir presentar experiencias que contradigan las representaciones de los alumnos y los ayuden a reformular sus conocimientos.
Comenta experiencias de enseñanza de la ciencia realizadas según esta formulación, en que se enseña calor, temperatura, ebullición, contaminación, desarrollo sustentable, y cambios de estado del agua. A partir de ello, ahonda en la idea de que el aprendizaje del conocimiento científico proviene de la conjunción de la teoría y los experimentos.
Reconoce las limitaciones propias de los tiempos escolares y la extensión del programa para trabajar de este modo, pero las ventajas son, a su entender, muy superiores a las limitaciones.
Explica que el sustento teórico de la gradualidad de los contenidos de ciencia durante todos los años de la primaria y la secundaria es el Conductismo: subyace la idea que repitiendo los contenidos, en distintos niveles de dificultad año a año, termina por fijar los aprendizajes. No obstante, sostiene que es más provechoso trabajar de manera experimental.
Otra limitación es que muchos profesores no se sienten preparados para trabajar experimentalmente, ya que tampoco eso fue parte de su formación docente, y ese es otro cambio en el que hay que avanzar. Afirma que los software de simulación son un avance pero no sustituyen los experimentos vivenciados personalmente. Utiliza la analogía de la cocina: no puede aprenderse a cocinar viendo programas de cocina ni estudiando recetas, sino cocinando y cometiendo errores. Finaliza presentando una propuesta de trabajo acerca de la enseñanza del desarrollo sustentable.
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