Hace un tiempo releía un informe de investigación en el que se señalaba que la mayor parte de las clases a las que asisten los estudiantes se caracterizan por estar fuertemente centradas en el docente y en la exposición, frente a otras alternativas que consideraríamos más afines al Constructivismo. Sin ánimo de discutir este informe -de hecho, cualquier docente o estudiante sabe por experiencia que es así-, lo que me interesa es pensar que, ya que existe tanta resistencia a cambiar el método de enseñanza expositiva, lo mejor que podemos hacer es intentar mejorar las exposiciones.
Decía Perkins ya en 1992 que, aunque no sabemos todo lo que podemos saber, eso no es excusa para mejorar aquello que sí sabemos. En su famoso libro, «La escuela inteligente», definía a esa escuela como aquella que aprende de la investigación y actúa en consecuencia. En relación con la exposición y las clases expositivas, señala lo siguiente:
Claves de una buena explicación según Roehler, Duffy y colaboradores:
- Presencia de información conceptualmente precisa, explícita, significativa y secuencial.
- Incluir información no sólo acerca del «qué», sino también acerca del «cómo» y del «cuándo». Dentro de esos «cómo y cuándo», debe haber referencias acerca de cómo hacer algo y cuándo utilizar ese conocimiento.
- Detectar posibles puntos de confusión y aclararlos.
Principios de una buena explicación según Leinhardt:
- Identificar los objetivos de la exposición para los alumnos.
- Supervisar y señalar el avance hacia los objetivos.
- Mostrar numerosos ejemplos sobre los conceptos analizados.
- Clases prácticas en las que se incluyan exposiciones complementarias, se señalan los vínculos entre ellas y se aclaran las condiciones de aplicabilidad y no aplicabilidad de los conceptos.
- Vincular los nuevos conceptos con nociones conocidas señalando los elementos ya familiares, los ampliados, y los nuevos.
- Legimitar un nuevo conocimiento mediante procedimientos ya conocidos por los alumnos, mediante la comparación con otros ejemplos, y mediante la lógica.
Aunque Perkins no lo menciona, no está de más, me parece, agregar a estos principios aquellos que mencionaba Ausubel en su teoría del Aprendizaje Significativo:
- Significatividad Psicológica: adecuar la exposición sólo un poco más allá del nivel de conocimientos que tienen los estudiantes, de manera que puedan ampliar lo que saben pero no quedar excluidos de la exposición por falta de saberes previos. Válido no sólo para la preparación de la exposición sino también para la selección o elaboración del material de estudio.
- Significatividad Lógica: que implica seguir un orden lógico en la exposición de cada clase (introducción, desarrollo y cierre), pero también un orden de complejidad creciente entre los contenidos del programa (evitar saltar entre temas no relacionados), evitar las explicaciones secundarias e «irse por las ramas» ya que los estudiantes no tienen claro aún qué forma parte del tema central y qué es aclaratorio.
- Predisposición: no es sólo responsabilidad del estudiante, sino que es necesario que el docente intente generar o motivar esa predisposición. Pensar estrategias para predisponer favorablemente al estudiante forma parte de la preparación de una buena exposición.